Cosas aprenderás que nunca olvidarás

Cosas aprenderás que nunca olvidarás
11Abr 2018

La mente que se abre a una nueva idea, jamás volverá a su tamaño original.

Albert Einstein

Aunque inicialmente la decisión de estudiar en el extranjero está motivada por razones académicas, pasar uno o varios cursos en otro país proporciona numerosos aprendizajes. Nadie es estudiante veinticuatro horas al día y las aulas no son el único lugar donde se aprende. La diferencia entre quedarse en su país de origen y trasladarse a un país distinto tiene como efecto, entre otras ventajas y consecuencias, la posibilidad de ver, oír y hacer las cosas de forma diferente a lo que uno está acostumbrado. 

De forma natural, uno experimenta cierta aprensión, mezclada con curiosidad, cuando descubre y observa cómo suceden o se hacen las cosas corrientes y elementales de la vida en un lugar hasta entonces desconocido y en el que hay que adaptarse. Ese estado de desconocimiento e inquietud hace que el cerebro esté más alerta y ese es precisamente el resorte del aprendizaje. No nos fijamos con tanto detenimiento en lo que conocemos, pero estamos muy atentos a lo que no conocemos porque es necesario, si vamos a pasar un tiempo en ese entorno, ser capaces de entender y reproducir lo que vemos. Cuando el entorno cambia, el cerebro cambia y sus habilidades se expanden.

Donde fueres, haz lo que vieres”. Dependiendo del lugar elegido, la vida será poco o muy diferente a la del lugar de origen de cada cual. Puede resultar frustrante e incluso irritante -al principio-  tener que hacer las cosas de forma distinta a lo habitual, pero en contrapartida uno va descubriendo su capacidad de adaptación, al tiempo que aprende nuevas formas de ver el mundo, incluso a través de las cosas cotidianas aparentemente más insignificantes.  

Es bastante evidente que las actividades menos cotidianas como excursiones de fin de semana o visita a lugares culturales y museos, por poner ejemplos frecuentes, nos abren horizontes novedosos, pero no más de lo que lo harían en nuestro lugar de origen. Sin embargo, son las pequeñas cosas como la forma de comer, las conversaciones, los comportamientos en el ámbito familiar o en clase, las relaciones entre las personas, la manera de tratar con las administraciones, el trato en los comercios y un sinfín de conductas propias y características del lugar lo que nos proporcionará una verdadera visión de la cultura y de la idiosincrasia de un país (o de una región) y abrirá nuestra mente.

chicos que se dan la mano

A modo de ejemplos muy genéricos, hay tres categorías de conductas en las que hay diferencias significativas de unos países a otros, o de unas culturas a otras:

  1. la forma de saludar y de conversar
  2. la manifestación de las emociones
  3. el comportamiento en los espacios públicos

Es notoria la facilidad de malinterpretar los gestos de saludo, de equivocarse en las distancias de rigor en esos saludos, así como de la efusividad que se muestra. Siempre será bueno informarse bien y observar los modos más habituales para no caer en situaciones embarazosas. Directamente relacionado con el saludo y la forma de hacerlo se encuentra la manifestación de las emociones y sobre todo en público. Al igual que puede ser bien visto (o no) dar muestras de alegría, puede ser costumbre o incluso norma de obligado cumplimiento el reprimir las de tristeza o enfado y viceversa. Existe toda una serie de “códigos” según los países y las distintas formas de manifestar emociones y puede resultar un embrollo si no se observa cuidadosamente para evitar “meter la pata”. No nos equivoquemos: estos conocimientos no solamente nos serán útiles en nuestra estancia, sino en algún futuro profesional en que nos veamos inmersos en intercambios con profesionales de otras culturas. En cuanto al espacio público, existen en casi todos los países reglas no escritas de lo que se puede y no se puede hacer en él. Los básicos son el comer y el beber en la calle, que pueden ser considerados la cosa más normal del mundo o una conducta completamente prohibida o reprensible, al igual que oír música o incluso ¡sonarse! La distancia a la que uno se mantenga en una cola de espera o sencillamente al hablar con alguien, también se entiende como una muestra de educación. O confiar que cualquiera debe devolvernos el cambio en un pago si no llevamos el importe exacto puede ciertamente resultar arriesgado.

En materia de estudios, la relación alumnos/profesores está lejos de ser igual en todos los países y así el comportamiento que se espera en las aulas o el resto de las instalaciones de los centros escolares o estudiantiles. No se debe entender que hay un modo correcto y otro incorrecto de ser y actuar, pero se sobreentiende que quien domina una o varias formas de comportarse porque sabe adaptarse mejor, llegará más lejos. Y para aprender cosas que no se olvidaran, también habrá que fijarse en el comportamiento y las conductas de otros estudiantes procedentes también de lugares diferentes.  Ampliar los puntos de vista es un bagaje para toda la vida, un enriquecimiento intelectual y personal que proporciona una mirada multicultural. 

Y el aprendizaje que sin duda marca cualquier estancia lejos de casa, es la capacidad de poner la distancia física y emocional necesaria para observar tu propio país con algo más de objetividad, a través de lo que los demás piensan y expresan sobre él, tanto de negativo como de positivo y como resultas de las comparaciones que uno aprende a hacer, en beneficio o detrimento de su país de origen al que, de todas formas, siempre nos unirán sentimientos innatos.

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Analena Maury

Analena Maury

Mi trabajo es asesorar y acompañar a toda persona u organización que necesite orientación, método y creatividad para diseñar sus historias, en cualquier formato, darles valor y compartirlas. http://anamaury.com

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