Pequeños hábitos para cambiar tu vida

Pequeños hábitos para cambiar tu vida
15Nov 2025

Las rutinas en nuestro día a día son beneficiosas, nos ayudan a tener una estructura, a sentirnos más seguros y a controlar mejor el tiempo. Cuando sabemos lo que viene después, nuestra mente se relaja. Esto tiene un impacto positivo en nuestra concentración, a la hora de tomar decisiones y en la reducción del estrés. En momentos de cambio, por ejemplo, si pasamos una temporada viviendo en un lugar diferente, las rutinas son importantes porque nos aportan seguridad y equilibrio. Tener rutinas no significa aburrirse ni tener que hacer siempre las mismas cosas.

Sin embargo, es fácil caer en un modo automático en el que podemos sentir que todos nuestros días son iguales: me levanto, voy a clase, almuerzo, hago deberes… y así día tras día. 

Quiero aprovechar este artículo para dar a conocer pequeños hábitos que pueden ayudarnos a sentirnos más tranquilos y conectados con el presente y, para ver cómo, el hecho de introducir pequeñas actividades es una buena decisión.

Pequeños hábitos que cambian tu día

Para notar diferencias no es necesario hacer cambios muy grandes. Simplemente, hay pequeñas acciones que podemos realizar en nuestro día a día y que tienen un gran impacto en cómo nos sentimos o pensamos.

 Vamos a ver algunas ideas de hábitos sencillos que podemos probar:  

1. Empezar sin pantallas

La mayoría de nosotros lo primero que hacemos nada más abrir los ojos por la mañana es mirar el móvil. Empezar el día con redes sociales nos llena la cabeza de ruido; cuando nos despertamos nuestra mente está como un folio en blanco, si lo primero que hacemos es mirar las notificaciones del móvil, llenamos nuestro “folio“ de información que puede hacer que empecemos el día estresados o de mal humor, aunque no nos demos cuenta. Además, nos dejamos llevar por lo exterior y por inercia respondemos mensajes, damos “likes” o vemos vídeos; estamos dejando que algo externo decida por nosotros. 

    En vez de esto, vamos a hacer algo que nosotros decidamos, para tomar el control desde el principio. Podemos estirarnos, hacer alguna respiración o pensar en lo que queremos lograr ese día. Vamos a notar más energía y buen humor a lo largo del día.

    2. Escribir los logros

    Es muy común que en nuestro día a día nos fijemos más en las cosas que hacemos mal o que no salen como esperábamos. Esto nos puede hacer sentir que todo es más negativo de lo que realmente es o que nuestros esfuerzos no merecen la pena. Tendemos a darle más peso a los errores que a nuestros aciertos. Es importante reconocer y tener en cuenta las cosas que hacemos bien, por pequeñas que sean, para poder mantener una visión más equilibrada de la realidad. 

    En vez de fijarnos únicamente en lo negativo, vamos a probar a tener en cuenta lo positivo. Al final del día, vamos a escribir en una libreta los bueno que nos ha pasado o lo que hemos logrado ese día, vale cualquier cosa (algo que aprendimos, algo divertido, alguien que me ayudó…). De esta forma nuestra manera de pensar se volverá más optimista.

    3. Dar un paseo sin móvil

    Nos hemos acostumbrado a vivir conectados a una pantalla la mayoría del tiempo, incluso cuando vamos andando por la calle, vamos utilizando nuestro teléfono. 

    Podemos probar intentar caminar algunos minutos sin mirar el móvil ni escuchar música. Esto nos va a permitir estar más presentes y despejar la mente. Por ejemplo, dar una vuelta a nuestra manzana y fijarnos en lo que tenemos a nuestro alrededor (sonidos, imágenes, personas…), aunque solo sean unos minutos, nuestra mente lo nota y nos sentiremos más tranquilos y con mayor claridad a nivel mental.

    4. Hacer algo sin prisa

    Estamos acostumbrados a vivir corriendo, vestirnos rápido por la mañana porque no nos da tiempo a desayunar y llegaremos tarde al colegio. Desde que suena el despertador parece que el día empieza con una cuenta atrás y muchas veces ni somos conscientes de lo que hacemos. Desayunamos sin saborear lo que nos comemos o nos vestimos sin pensar. Ir así de rápido hace que nos sintamos más cansados y con una sensación de que los días se nos van sin disfrutarlos o vivirlos de verdad. 

    Vamos a elegir alguna acción del día, puede ser desde ponernos crema hidratante hasta preparar la mochila, (lo que quieras) para hacerla sin prisa, poniendo atención plena a cada paso. Esto hará que nos sintamos más tranquilos y presentes.

    La forma más efectiva de cambiar tu vida es cambiar tu entorno

    James Clear

    En el libro de “Hábitos Atómicos”, James Clear nos enseña que no hace falta realizar cambios enormes para lograr grandes resultados, sino que lo importante se encuentra en los pasos pequeños que repetimos cada día. Con “atómico” se refiere a algo pequeño que tiene un gran poder, y habla de acciones sencillas que pueden transformar nuestra vida. James habla de la regla del 1%. Si mejoramos solo un 1% cada día, terminaremos siendo 37 veces mejores en un año. Si estudiamos todos los días 10 minutos más, aprenderemos mucho más en un año. 

    El autor nos propone cuatro pasos que nos van ayudan a formar un hábito nuevo:

    1. Hacerlo evidente: Significa dejar a la vista aquello que vamos a necesitar para el nuevo hábito.
    2. Hacerlo atractivo: Se refiere a buscar una manera de que sea divertido, asociar el hábito a algo con lo que disfrutemos
    3. Hacerlo fácil: Empezar con algo pequeño, hacerlo poco a poco, es decir sin invertir demasiado tiempo.
    4. Hacerlo satisfactorio: Vamos a buscar una recompensa para querer repetirlo (llevar un registro y ver nuestro avance, darnos un gusto pequeño después de completar el hábito…).

    El secreto del cambio no está en hacer de repente muchas cosas diferentes, sino en mejorar un poquito cada día. De esta forma podremos construir una rutina que nos acerque a quienes queremos ser o a lo que queremos conseguir. 

    Cada acción que tomas es un voto para el tipo de persona en la que deseas convertirte

    James Clear

    Te lo cuenta...

    Alba Rodríguez

    Alba Rodríguez

    Alba es psicóloga sanitaria y ha realizado un máster de migraciones internacionales, salud y bienestar, además de proyectos de cooperación en Senegal, con menores en riesgo de exclusión social así como talleres con refugiados e hijos víctimas de violencia de género. Trabaja como psicóloga en una ONG con niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad dando un servicio de atención terapéutica y realizando actuaciones de sensibilización y asesoramiento para la prevención de la violencia y la promoción de la salud mental. Su misión es conseguir el bienestar de la persona, la promoción de una sociedad inclusiva e intercultural y el desarrollo integral de las personas más vulnerables.

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