Conociendo mis partes. Mi familia interna

Conociendo mis partes. Mi familia interna
24May 2025

Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos experimentamos una gran cantidad de pensamientos, emociones y sensaciones diferentes. Del mismo modo, no paramos de tomar decisiones, todas ellas condicionadas por nuestra manera de entender el mundo y por nuestras necesidades. Es normal que todos estos pensamientos, emociones, incluso nuestras decisiones se mezclen dentro de nosotros y podamos llegar a sentir que en nuestro interior hay más de una voz opinando sobre lo que deberíamos hacer.

A veces, cuando alguien nos propone un plan, podemos sentir cosas muy distintas al mismo tiempo. Por ejemplo, una parte de nosotros tiene muchas ganas de ir, otra está preocupada por un examen y prefiere quedarse en casa, y otra, solo quiere descansar mirando el móvil o viendo series. Sentir diferentes emociones o deseos es algo  normal.

Según la teoría del terapeuta Richard Schwartz, todos tenemos una especie de “familia interna”, es decir, diferentes partes dentro de nosotros que tienen una función específica e importante. Este modelo psicológico se conoce como “Sistema de la Familia Interna”.

Sistema de familia interna

El sistema de la familia interna entiende que nuestra mente está formada por diferentes partes y todas ellas tienen como base nuestro yo más profundo, la persona que somos en el fondo: esta base es conocida como el “Self”. 

Para entender mejor esta teoría, podemos imaginar que tenemos diferentes personajes en nuestro interior y cada uno de ellos tiene una personalidad y una misión propia. Por eso estos personajes se llevan bien en algunos aspectos, pero en otros se pelean. También es normal que estas partes no estén de acuerdo y eso nos hará sentir confusión o dudas. Por ejemplo, si una parte quiere protegernos de algo y otra solo quiere pasarlo bien sin preocuparse por el peligro. 

Ninguna de estas partes es mala, pero es importante que haya equilibrio entre ellas para sentirnos tranquilos y seguros. Para ello es necesario conocerlas, escucharlas y entenderlas.

Según este modelo, podemos diferenciar tres partes principales: los protectores activos (gerentes), los protectores reactivos (bomberos) y las partes exiliadas. 

Los gerentes

El objetivo de esta parte es protegernos, quiere evitar a toda costa que nos pase algo malo. Los gerentes intentan controlarlo todo para asegurarse de que las cosas estén en orden y evitar que suframos algún daño. 

Estos personajes actúan a través de nuestros pensamientos y comportamientos. Se encargan de poner normas, planear y controlar lo que hacemos y sentimos para que no pase nada malo. 

Por ejemplo, un gerente podría llevarnos a ser perfeccionistas, para que nadie nos pueda criticar, otro podría hacer que evitemos a personas para no sentirnos rechazados o, ser muy complaciente para que no se enfaden con nosotros. Puede aparecer como esa voz interna que nos dice “no hagas el ridículo” o “hazlo lo mejor que puedas”. Entonces podemos sentir que, si no lo hacemos perfecto, no valemos. Esta parte nos está diciendo que no somos suficientes si no hacemos las cosas de determinada manera. 

Todo esto puede agobiarnos y provocarnos malestar; aparentemente, la función de los gerentes es negativa. Sin embargo, si analizamos lo que hay detrás de este mensaje, podemos ver que nuestra verdadera necesidad es sentirnos seguros, integrados o evitar sentirnos rechazados. 

La misión de los gerentes es evitar que nos hagan daño y lo hacen a través del control. Al darnos cuenta de esto, en vez de luchar contra nosotros mismos, podemos entender el mensaje y buscar una manera más adecuada de dar lo mejor de nosotros mismos tratándonos con cariño durante el proceso. 

Los bomberos

El objetivo de esta parte también es protegernos, pero lo hace de manera diferente a los gerentes; en vez de controlar y anticiparse, actúa rápido y de manera impulsiva. Quiere evitar que sintamos dolor emocional fuerte y deshacerse de él lo más rápido posible. 

Los bomberos actúan cuando ya estamos mal, cuando necesitamos apagar ese fuego a nivel emocional. Para ello, a través de nuestros comportamientos buscamos una forma inmediata de sentirnos mejor o aliviados, como, por ejemplo, dándonos un atracón de comida o respondiendo de forma agresiva. Cedemos ante tentaciones que después nos hacen sentir mal y nos alejan de quienes somos o queremos ser. 

Si miramos más allá de este comportamiento, podemos entender que la intención es protegernos del sufrimiento que experimentamos a través de algo que nos haga sentir bien de forma inmediata, aunque a medio plazo sea negativo. 

Al ser conscientes de esto, podemos dejar de juzgarnos por esas reacciones o por perder el control y explorar qué necesitamos realmente para poder calmar el dolor sin hacernos daño ni reprimirlo.

Partes exiliadas

Esta parte es la más sensible de todas. Es como un niño pequeño que puede sentir miedo, tristeza, soledad… Su función no es protegernos, sino que, al contrario, es una parte que necesita ser protegida. 

Estas partes surgen a raíz de experiencias pasadas en las que no nos sentimos queridos o suficientes. Como no supimos manejar esas emociones dolorosas, nuestro sistema interno, junto a los gerentes y los bomberos, decidieron ocultarlas para protegernos.

Actualmente, los gerentes evitan que aparezcan a través del control y los bomberos, las intentan volver a esconder con distracciones. Sin embargo, lo que necesitan las partes exiliadas no es que se oculten, sino verlas para poder entenderlas y darle lo que necesiten.

El self

Aunque dentro de nosotros podamos encontrar distintas partes, como se menciona antes, hay algo más profundo que las integra a todas: el Self

Esta sería nuestra parte más profunda: tranquila, comprensiva y compasiva, que escucha y nos ayuda a sanar. Cuando actuamos y tomamos decisiones desde aquí, el resto de partes se calman y podemos explorarlas sin dejar que tomen el control.

Todas nuestras partes tienen intenciones buenas, ninguna es mala o defectuosa, aunque su manera de actuar pueda suponer un problema. Cada uno de estos personajes tiene una necesidad y nos envía mensajes para que actuemos como quieren. 

Nuestro objetivo no es ignorarlas o intentar que se callen, sino escucharlas, para comprender su mensaje y transformar nuestras reacciones automáticas o impulsivas en algo positivo que nos ayude. 

Te lo cuenta...

Alba Rodríguez

Alba Rodríguez

Alba es psicóloga sanitaria y ha realizado un máster de migraciones internacionales, salud y bienestar, además de proyectos de cooperación en Senegal, con menores en riesgo de exclusión social así como talleres con refugiados e hijos víctimas de violencia de género. Trabaja como psicóloga en una ONG con niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad dando un servicio de atención terapéutica y realizando actuaciones de sensibilización y asesoramiento para la prevención de la violencia y la promoción de la salud mental. Su misión es conseguir el bienestar de la persona, la promoción de una sociedad inclusiva e intercultural y el desarrollo integral de las personas más vulnerables.

Deja un comentario

Dinos cómo podemos ayudarte. Te llamamos.

He leído y acepto el Aviso Legal y la Política de Privacidad