Los sentimientos que escondemos (y que no son malos)

Los sentimientos que escondemos (y que no son malos)
19Jul 2025

Las emociones son reacciones naturales de nuestro cuerpo y nuestra mente que nos ayudan a entender lo que nos pasa y a relacionarnos con los demás. A lo largo de un solo día, podemos experimentar muchas emociones diferentes como estar muy cansados por tener que madrugar o ponernos contentos por sacar la nota que queríamos. 

Es normal que estas cambien según lo que vivimos. A veces nos pueden confundir y podemos incluso no entender por qué reaccionamos de cierta manera. Como cuando algo que consideramos que no tiene importancia o que es pequeño, nos hace sentir muy mal; un comentario de un compañero de clase que nos provoca más tristeza o enfado de lo normal.

Esta situación es algo común que le pasa a muchas personas y tiene que ver con una parte de nosotros que no siempre podemos ver, pero está ahí y necesita atención. En este artículo vamos a conocer a esa parte de nuestra familia interna (conoce a la familia interna en más profundidad en el artículo “Insertar enlace del artículo 2018 Conociendo mis partes. Mi familia interna”) que tiene sentimientos muy intensos y que intentamos ocultar incluso sin darnos cuenta. Esto se conoce como “partes exiliadas”.

Partes exiliadas

Estas partes guardan las emociones más intensas que hemos experimentado; mucha vergüenza, miedo, tristeza… Pueden ser también situaciones en las que se rieron de nosotros o en las que no nos tuvieron en cuenta. No son partes malas, simplemente guardan esos recuerdos o emociones que experimentamos un día y no supimos qué hacer con ellos o cómo resolverlos. Esas partes son como trocitos de nosotros que se quedan “atrapados” en esos momentos difíciles.

¿Cómo se crean?

Imagina que cuando eras más pequeño estabas en clase y la profesora preguntó algo. Tu levantaste la mano y cuando respondiste toda la clase se rió de ti porque te equivocaste. En ese momento sentiste que habías hecho el ridículo y te sentiste humillado. Esta situación hace que a día de hoy cuando en clase preguntan algo sientas miedo a hablar, aunque te sepas la respuesta.

Esto ocurre porque existe esa “parte exiliada” que aún nos molesta, nos hace daño.  Estas sensaciones las mantenemos ocultas y es difícil asociar lo que nos pasa en el presente con una experiencia del pasado.

¿Por qué estas partes permanecen escondidas?

Porque son emociones tan intensas que otra parte de nuestra familia interna, “los protectores”, intenta protegernos. Su objetivo es que no tengamos esas sensaciones y hacen cosas como evitar lugares, personas o conversaciones, hacen cosas para distraernos y no pensar o intentan que nos enfademos rápido para ocultar la tristeza. 

Todo esto lo hacen por nuestro bien; creen que utilizando estas estrategias para esconder las “partes exiliadas”, nos cuidan. Sin embargo, cuando esto ocurre acabamos sintiéndonos confundidos o tenemos reacciones que no entendemos. Y lo más importante es que aunque las escondan no desaparecen; siempre están ahí esperando el momento para salir, cuando alguna situación que estamos viviendo las active. Esto se llama ”activación emocional” y es cuando nuestro cuerpo recuerda algo que le hizo daño, aunque no nos demos cuenta. Por ejemplo, si un día nuestro mejor amigo nos habla borde, en vez de pensar que tiene un mal día, creemos que hemos hecho algo malo o que ya no le importamos y nos ponemos muy tristes.

¿Cómo podemos sanar esas partes exiliadas?

Una vez que ya sabemos todo esto, entendemos que no nos pasa nada raro, ni somos exagerados o demasiado sensibles. Es simplemente que tenemos esa parte que necesita ser escuchada y apoyada. Algunas maneras de cuidar esto pueden ser:

1. Dándole un nombre o una forma a esa parte

Imagina que esa parte exiliada es un personaje. Podemos imaginar cómo es, cuántos años tiene, ponerle nombre y ver que necesita. “Siento que mi parte vergonzosa tiene la forma de un niño de 7 años, que se rieron de él en el cole”. Si es complicado ponerle nombre o escribirlo, también podemos dibujarla.

2. Escribirle una carta

Muchas veces, sacar los pensamientos de nuestra cabeza y escribirlos, nos hace verlos con más claridad y entender mejor lo que nos pasa. Una vez que identificamos esa parte que está dolida, le podemos escribir una carta, como si fuera  un amigo nuestro.

“Hola parte vergonzosa, me he dado cuenta de que te sientes mal cuando preguntan en clase aunque te sepas la respuesta, pero quería decirte que no pasa nada, que yo te voy a apoyar”.

3. Hablarle con cariño

    Muchas veces queremos que esa sensación se vaya, pero lo que necesita es que la escuchemos y veamos qué necesita, sin juzgarla ni enfadarnos por sentir eso. También lo podemos incluir en nuestra carta.

    4. Hablar con alguien de confianza

      A veces, las emociones que sentimos son tan intensas que no sabemos qué hacer con ellas. Una opción buena es hablar con alguien con quien tengamos confianza y nos sintamos cómodos (madres, padres, amigos, profesores…).

      Hacer estas pequeñas cosas nos permite ver esa parte de nosotros de una manera más tranquila, comprensiva y cariñosa.

      Nos va a permitir entender mejor nuestras reacciones y comprender las emociones que sentimos sin intentar echarlas o luchar contra ellas. Así podemos acompañar estas sensaciones sin juzgarnos y vamos a poder conocernos mejor, estar más tranquilos, y entender mejor a otras personas.

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      Alba Rodríguez

      Alba Rodríguez

      Alba es psicóloga sanitaria y ha realizado un máster de migraciones internacionales, salud y bienestar, además de proyectos de cooperación en Senegal, con menores en riesgo de exclusión social así como talleres con refugiados e hijos víctimas de violencia de género. Trabaja como psicóloga en una ONG con niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad dando un servicio de atención terapéutica y realizando actuaciones de sensibilización y asesoramiento para la prevención de la violencia y la promoción de la salud mental. Su misión es conseguir el bienestar de la persona, la promoción de una sociedad inclusiva e intercultural y el desarrollo integral de las personas más vulnerables.

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