Me relaciono, ¿un espacio seguro?

Me relaciono, ¿un espacio seguro?
19Feb 2022

Nosotros, como seres sociales, tenemos la necesidad de interactuar con los demás para poder construir vínculos afectivos y es, de esta manera, como creamos nuestras relaciones sociales. Cada uno de estos vínculos nos hará crecer, desarrollando habilidades que guiarán nuestra conducta. Esto, nos proporcionará herramientas para desenvolvernos de manera efectiva ante las distintas situaciones sociales, construyendo así relaciones sanas.

¿Cómo son las relaciones que quiero CREAR?

Los medios nos bombardean con ejemplos de relaciones utópicas, crecemos viendo a diario la supuesta relación perfecta y es por ello que la construcción de una relación sana no es una tarea sencilla. Indudablemente, hemos estado creando diferentes vínculos a lo largo de nuestra vida y eso es algo para lo que no nos preparan, a pesar de ser un hecho que llevamos, prácticamente, haciendo desde que nacemos. 

La observación es una de las principales vías a través de las cuales obtenemos información y la reproducimos casi sin darnos cuenta. Por ello, de manera inconsciente, estos vínculos que se crean van a influir en la manera que nos relacionamos y en los patrones que vamos a seguir al hacerlo. Pero…

¿Quién nos dice si la información que nos llega acerca de las relaciones es la correcta?

¿Cómo se si estoy cuidando a la otra persona con la actitud que tengo hacia ella?

¿Cómo se si mis creencias acerca del amor o las relaciones son sanas?

Para que entendáis mejor a qué me refiero con relación sana, vamos a compararla con un espacio seguro, es decir, un “lugar” donde nos sentimos cómodos para expresar sentimientos, opiniones, deseos o preocupaciones, sin miedo a ser juzgados o rechazados. Al mismo tiempo, respetaremos sus conductas, haciendo que se sientan cómodas, intentaremos entenderlas y trataremos de no invalidar sus emociones. En una relación sana es esencial respetar el espacio de la otra persona, es decir, no invadirla o forzarla a vernos o hablar en ese momento si no es lo que quiere o le apetece. Del mismo modo, vamos a poder hablar de cualquier tema o afrontar un conflicto, sabiendo gestionarlos, sin miedo a que se convierta en una pelea o lucha de poder. Esto nos va a suponer una tranquilidad constante y sin incertidumbre acerca de la relación; nos sentiremos, como consecuencia, libres para expresar o decir lo que queramos teniendo la seguridad de que nos van a seguir “queriendo igual”.

me relaciono

Construir una relación sana conlleva cuidar nuestra salud mental y la de los demás

Para construirla sin caer en algo tóxico, es necesario analizar cómo nos estamos relacionando y cómo nos hacen sentir esos vínculos afectivos que estamos creando. Para ello, podríamos hacernos estas preguntas: 

  • ¿Siento incertidumbre respecto a la relación con la otra persona?
  • ¿Me siento intranquilo, atento a cualquier detalle, en alerta?
  • ¿Hay más momentos negativos que positivos?

Las relaciones requieren esfuerzo, no sacrificio.

Asertividad

Uno de los elementos principales que debería estar presente en nuestras habilidades sociales, es la asertividad. Y, ¿esto qué es?

Una persona que tiene un comportamiento asertivo, comunica y defiende sus opiniones y preferencias y expresa sus emociones de manera libre, sin ser agresivo, a la vez que propicia un ambiente de respeto y entendimiento mutuo, sin menospreciar la valía de los demás.

La asertividad puede ser entendida dentro de un continuo (una larga línea), donde situaríamos:

– en un extremo, el comportamiento pasivo/inhibido, ausencia de expresión de los propios sentimientos y opiniones, donde los de las demás personas son más importantes y válidos que los propios

– en el otro extremo, encontraríamos el comportamiento agresivo; se imponen los derechos y opiniones propios a los de los demás

La diferencia básica entre ser asertivo y ser agresivo, es lo que nuestras palabras y comportamientos afectan a los derechos y el bienestar de los demás.

Sharon Anthony Bower

¿Cómo comprobamos si somos asertivos o no?

Es normal que mediante las situaciones que vivimos, nos desplacemos a lo largo de ese continuo de asertividad, lo cual no quiere decir que seamos o no asertivos, sino que en una situación determinada, nos estamos comportando de manera más asertiva que en otra. Constantemente, nuestro comportamiento está influido por diversos factores (emocionales, contextuales…) que pueden modular nuestra conducta en un momento concreto.

¿Recuerdas algún momento en el que no hayas dado tu opinión por miedo al qué dirán?

¿Alguna vez has ido a un plan que no te apetecía por miedo a que tus amigos se enfaden contigo?

¿Has accedido a hacer algo que no querías o no era responsabilidad tuya?

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Es fácil caer en una de estas dos formas de relacionarse, ya que pueden suponer ventajas a corto plazo, como, por ejemplo, evitar un conflicto no dando nuestra opinión real, o dando la razón a la otra persona sin estar de acuerdo  con ella (pasivo) o liberarnos de ira acumulada (agresivo). Además, muchas veces pensamos que ser sinceros es decir todo lo que pensamos y, por ello, una característica común que usamos cuando nos relacionamos de manera agresiva, es usar la sinceridad para justificar nuestra conducta. Por ello, pensamos que estamos actuando adecuadamente al ser sinceros y decir lo que pensamos. Sin embargo, al expresarnos así, sin tener en cuenta las emociones o la postura de los demás, vamos a propiciar que se sientan atacados, que no nos entiendan y vamos a disminuir la probabilidad de que tengan en cuenta lo que decimos, dando lugar a una situación en la que nadie gana. No es cuestión de mentir, sino de cuidar la forma en la que transmitimos la información.

Es importante tener presente que, a largo plazo, esto va a tener una repercusión negativa, tanto en nosotros, como en los vínculos que construimos. Al crear relaciones donde “gano-pierdes” o “pierdo-ganas” vamos a experimentar un malestar continuo por no conseguir lo que deseamos, estar a expensas de los demás, sentirnos frustrados y por deteriorar nuestras relaciones al no sentirnos cómodos en ellas.

¿Cómo puedo conseguir comunicarme de forma asertiva, creando relaciones donde “gano-ganas”?

  • Asertividad positiva: Consiste en decir algo positivo, que hayamos pensado, respecto a la otra persona. “Me ha gustado hablar contigo” o “qué bien te queda así el pelo”. Así damos un feedback positivo y tomamos consciencia de lo fácil que es crear una buena sensación en los demás.
  • Asertividad elemental: Conlleva expresar nuestros intereses y preferencias de manera clara en situaciones en las que sintamos que no estamos siendo respetados, sin que suponga un ataque hacia la otra persona. “Me gustaría terminar de hablar antes de que me respondas”.
  • Asertividad empática: Supone reconocer a la otra persona, reforzando lo que nos ha transmitido y, a continuación, exponer nuestro punto de vista. “Entiendo lo que quieres decir y que actúes de esa manera, pero yo pienso…”
  • Asertividad subjetiva: Sirve para situaciones en la que la otra persona no ha sabido gestionar su forma de comunicarse y queremos responderle haciéndole consciente pero sin culpabilizar. “Cuando me hablas de esta forma… yo me siento de esta manera… y por ello me gustaría…” 
  • Asertividad frente a pasividad o agresividad: Reside en hacerle ver a la otra persona cómo está comportándose y darle opciones de conductas asertivas. “Siento que estas enfadado y que no estás escuchándome, ¿por qué no paramos un momento e intento explicártelo de otra forma?»
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Si juzgas a la gente, no tienes tiempo de amarlas.

Madre Teresa de Calcuta

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Alba Rodríguez

Alba Rodríguez

Alba es psicóloga sanitaria y ha realizado un máster de migraciones internacionales, salud y bienestar, además de proyectos de cooperación en Senegal, con menores en riesgo de exclusión social así como talleres con refugiados e hijos víctimas de violencia de género. Trabaja como psicóloga en una ONG con niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad dando un servicio de atención terapéutica y realizando actuaciones de sensibilización y asesoramiento para la prevención de la violencia y la promoción de la salud mental. Su misión es conseguir el bienestar de la persona, la promoción de una sociedad inclusiva e intercultural y el desarrollo integral de las personas más vulnerables.

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