Sabemos que todas las personas tenemos necesidades, pero ¿qué significa «necesidad»? Es algo sin lo que nuestra vida sería muy difícil o incluso imposible. Las necesidades son diferentes de los deseos, que son cosas que nos gustaría tener, que nos alegraría o aportaría algo positivo, pero que no son fundamentales para estar bien.
Según la psicología y las ciencias sociales, existen necesidades humanas compartidas (aunque cada persona tendría su forma de sentirla) que se organizarían en estos niveles de la Pirámide de Maslow:
1. Necesidades fisiológicas
Lo básico para la supervivencia, como oxígeno, comida, agua y descanso. Ejemplo: necesidad de comer adecuadamente o dormir suficiente.
2. Seguridad
Sentirte en un lugar seguro y relativamente predecible. Ejemplo: necesidad de tener un hogar seguro donde vivir.
3. Necesidades sociales
Relacionarte con otras personas, tener amistades y sentirte parte de un grupo. Ejemplo: necesidad de compartir tiempo de calidad con tus seres queridos.
4. Reconocimiento
Sentirte en un lugar de valor y de respeto. Ejemplo: necesidad de que te tengan en cuenta o de que se reconozcan tus logros con los estudios.
5. Autorrealización
Alcanzar tus objetivos y desarrollarte personalmente. Ejemplo: aprender una habilidad nueva o pasar por un proceso de terapia.
Un deseo es algo que te gusta, pero no es imprescindible. Comer algo para no tener hambre es una necesidad, pero comer pizza porque es tu comida favorita es un deseo.
Esto no significa que solo sean necesidades reales cosas básicas como comer, beber agua y dormir. Por ejemplo, puedo necesitar disfrutar y pasármelo bien para estar a gusto con mi vida. Pero tener un nuevo videojuego para jugar con mis amistades sería un deseo. El videojuego es algo que asocio con la diversión, pero la necesidad de pasármelo bien podría cubrirse de otras formas y no pasaría nada si no tengo el videojuego.
Pensar en esto puede ayudarte a tomar decisiones, ¿qué es lo realmente importante y qué es solo un deseo del momento?
Cada uno/a de nosotros/as tiene una jerarquía de necesidades. Esto quiere decir que algunas necesidades son más urgentes que otras. Por ejemplo, para dos personas que estéis leyendo este artículo en el mismo momento, puede ser que al acabar sea más importante la necesidad de hacer ejercicio, de estudiar para un examen, de quedar para charlar con una amiga, de dormir o de comer. No para todas las personas la jerarquización de necesidades o la pirámide de necesidades va a ser exactamente igual, ni va a ser la misma en todos los momentos de la vida.
Imaginemos que estamos constantemente en un proceso de satisfacer diferentes necesidades. Estas necesidades pueden ser físicas (como tener hambre o sueño) o emocionales (como la necesidad de conexión o de autorealización). Todos tenemos un ciclo que sigue un patrón natural: sientes una necesidad, tomas acción para cubrirla y, al final, esa necesidad queda satisfecha. Cuando el ciclo se cierra adecuadamente, nos sentimos completos, en control y saludables. Si no lo cerramos, algo queda «a medias», lo que puede afectar nuestro bienestar.
Este ciclo es algo natural en la vida cotidiana: desde las necesidades más básicas de supervivencia hasta las más profundas, como la necesidad de encontrarle sentido a nuestra vida.
Este ciclo se puede entender como una secuencia que sigue cuatro etapas:
Comienza con señales en el organismo, al principio difusas, no les he puesto nombre (sensación) y acaba tomando consciencia de la necesidad (darse cuenta). Es importante la conexión con el cuerpo, porque si no me escucho, no me doy cuenta de lo que necesito. Vamos a poner el ejemplo de la sed. La boca está seca, siento deshidratación… Entonces pienso “tengo sed”.
Una vez que somos conscientes de esa necesidad, tomamos acciones para satisfacerla. Por ejemplo, si tienes sed, decides ir a beber agua. Primero me entra una tensión, una especie de alerta y eso me llevará a decidir “voy a coger la botella y beber agua” o “voy a dirigirme hacia la fuente”. Ahí me muevo. Si es una necesidad emocional, como la necesidad de sentirte conectado con los demás, tal vez decides llamar a un amigo o buscar actividades sociales.
Por supuesto, hay necesidades que se cubren más a corto plazo y otras en el largo plazo, por ejemplo, aprobar matemáticas (necesidad de autorrealización), no voy a satisfacerme ya con el aprobado porque quedan meses para la evaluación, aunque sí puedo ir viendo resultados como que me van saliendo los ejercicios cuando estudio. Significa que estoy realizando acciones significativas, puedo concentrarme en la satisfacción de cada pequeña acción que consigo realizar (cada ejercicio de mates que hago bien), para mantenerme con motivación.
El siguiente paso es cuando esa necesidad se satisface. El ciclo se cierra cuando la necesidad es cubierta y nos sentimos completos o completas, como cuando bebemos la suficiente agua y se siente la saciación. Es en esta fase cuando experimentamos una sensación de bienestar y equilibrio. A veces nos saltamos esta etapa, es importante dar espacio a los cierres, a celebrarnos, por haber aprobado un examen, por haber afrontado la conversación, por lo bien que lo he hecho… Esto nos hace conscientes de que estamos consiguiendo cosas, que nos estamos moviendo.
Cuando una necesidad se cierra, se genera un espacio para una nueva. Al haber cubierto algo, dejas espacio para un siguiente ciclo, y el proceso continúa. Esto puede ser visto como un movimiento dinámico, donde una vez que algo se satisface, nos damos cuenta de que hay algo más por atender. Si no dejamos espacio para esto, podemos quedarnos estancados en un ciclo incompleto, como una necesidad no resuelta que sigue haciendo ruido en nuestra mente.
Es como tener una tarea pendiente que nunca terminamos. Podemos sentirnos insatisfechos, como si algo estuviera faltando, y esto puede generar ansiedad, estrés o una sensación de estar fuera de control. Si no nos damos tiempo para satisfacer nuestras necesidades, nuestro bienestar emocional y físico se ve afectado, lo que puede llevar a problemas de salud o a tomar decisiones impulsivas que no nos benefician a largo plazo.
Es importante cerrar el ciclo para tomar decisiones significativas que realmente nos nutran. y sentir que tenemos el control de nuestra vida y autonomía, porque somos capaces de cubrir nuestras necesidades de forma efectiva y saludable.
Poner en marcha un ciclo completo permite que el espacio quede libre para que puedas responder a nuevas necesidades, y esto te ayuda a sentir que tu vida tiene un propósito y un flujo, sin quedar atrapado en un ciclo interminable de insatisfacción.
¡A conquistar tus necesidades!
Psicóloga y acompañante de personas en situación de vulnerabilidad: experiencia con menores en riesgo de exclusión social, migraciones, diversidad funcional y colectivo LGBTIQA+. Amante de todas las formas de vida, su misión es crear espacios sostenibles. Cooperante y gestora en proyectos de agroecología y protección animal. Escritora y fotógrafa en búsqueda de aprendizajes. “Cualquier momento es bueno para la ternura”.