Porque no importa si estás en chanclas o con bufanda: el cambio de estación es una oportunidad para conectar, agradecer y celebrar.
Si has notado que en un momento del año los días se vuelven larguísimos (o cortísimos, según dónde estés), no estás imaginando cosas: eso se llama solsticio. Hay dos cada año. Uno marca el inicio del verano (día más largo) y otro, el inicio del invierno (día más corto). Astronómicamente hablando, es cuando el Sol está en su punto más alto o más bajo respecto al ecuador celeste.
Pero más allá de lo científico, los solsticios son… momentos especiales. De esos que nos invitan a pausar, mirar el cielo, preguntarnos ¿en qué etapa estoy? y, por qué no, hacer algo simbólico y mágico.
Noche de San Juan (España y América Latina)
En la noche del 23 al 24 de junio, las playas se llenan de hogueras. La idea es quemar lo viejo (literal o simbólicamente) para dejar espacio a lo nuevo. Saltar el fuego, escribir deseos en papel, bañarse a medianoche… todo vale. Y sí, ¡trae buena suerte! Si estás en el hemisferio norte, esta es tu excusa perfecta para organizar una mini fiesta de fuego y deseos.
Idea: Junta a un par de personas, escriban lo que quieren dejar atrás y quémalo con cuidado. Luego baila. Aunque sea en tu habitación.
Midsommar (Suecia)
Piensa en flores en el pelo, mucha comida, juegos, canciones raras y gente feliz bailando alrededor de un palo decorado (sí, literal). Se celebra alrededor del 21 de junio y es como el segundo cumpleaños del año para los suecos. Se honra a la naturaleza, a la fertilidad y a la luz. Idea: Haz tu propia corona con flores (o ramitas, no nos pongamos exigentes), prepara algo fresco, pon música y agradece lo que florece en tu vida.
Inti Raymi (Perú)
Cada 24 de junio, en Cusco, se revive una ceremonia inca dedicada al dios sol, Inti. Hay bailes, desfiles, música y ofrendas a la Pachamama. Es un recordatorio de que somos parte de la tierra y el cielo.
Idea: Siéntate en un parque, toca la tierra, pon música andina y escribe una carta de gratitud al sol. Aunque suene cursi, ¡conecta!
Yule (Escandinavia y Europa del Norte)
La raíz de muchas tradiciones navideñas. Se celebraba el regreso progresivo de la luz con velas, árboles y banquetes. Una forma de decir: “aunque esté oscuro, dentro mío hay luz”.
Idea: Decora tu espacio con velas, luces suaves y algo verde. Escribe lo que quieres “iluminar” en ti este invierno. Bonus: haz chocolate caliente con especias.
Dongzhi (China)
Es el festival del equilibrio, del “yin” regresando a su centro. Se celebra con familia y se come tangyuan, unas bolitas dulces de arroz que simbolizan unidad.
Idea: Cocina algo cálido, llama a tu familia (o tu red cercana) y habla de lo que más valoras.
We Tripantu (Pueblo Mapuche, Chile y Argentina)
El 24 de junio marca el Año Nuevo Mapuche, momento en que la naturaleza “renace”. Se celebra con danzas, comidas y agradecimientos al agua, al fuego, al sol y la tierra.
Idea para ti: Haz tu propio ritual de año nuevo. ¿Qué te gustaría renovar? ¿Qué compromisos podrías hacer contigo y con el planeta?
Los solsticios pueden ser una oportunidad para reconectar contigo. No necesitas una ceremonia ancestral, ni un círculo de personas bailando en Stonehenge (aunque sería épico). A veces, solo hace falta una vela, un cuaderno, un momento contigo mismo y la intención de cerrar o empezar algo con sentido.
Porque celebrar es también una forma de cuidarte.
Renacer
Hoy el sol se detiene,
respira conmigo.
Me pregunto qué dejo,
qué abrazo,
qué siembro.
No todo florece de inmediato.
Pero hay belleza en el cambio,
y en el fuego que me limpia.
Sea verano o invierno,
yo también soy solsticio.— para ti, de corazón
No importa en qué hemisferio estés. No importa si estás celebrando solo o con amigos. Los solsticios son un recordatorio suave de que todo cambia, que tú cambias, y que eso no solo está bien… es parte de la magia.
Así que haz algo simbólico. Enciende una vela. Escribe un deseo. Comparte una comida. Mira al cielo y susurra gracias. Porque a veces, eso basta para volver a empezar.
¿Qué vas a hacer en este solsticio?
Si quieres, escríbelo. Cuéntanos. Compártelo con tu gente. O simplemente guárdalo para ti.
Se presenta como nómada, con diez años de experiencia explorando comunidades donde el desarrollo personal, comunitario, ecológico y artístico son los ejes principales. Ha trabajado en países como España, Rumania, Italia y Alemania y actualmente vive y viaja en su furgoneta “Samsara” co-diseñando proyectos regenerativos y residencias artísticas para zonas rurales, organizaciones y ecoaldeas. Todo lo que hace está ligado a su propósito: “conectar a la gente consigo misma, con las demás y con la naturaleza a través de la experiencia de comunidad”.
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