Dentro de poco inicia la época de verano, ¿cómo está siendo este tránsito para ti? Y hablando de tránsitos, ¿conoces el movimiento de transición?
Déjame que te cuente un poco…
El movimiento de transición es una revolución silenciosa que se despliega por el mundo. Un gran experimento ecosocial, compuesto por personas como tú y como yo que contemplamos las crisis como una ola de oportunidad para hacer algo diferente, algo extraordinario. ¿Suena interesante no?
Quizás la persona que se sienta a tu lado podría estar creando un huerto comunitario. Puede que tus vecinos trabajen en una pequeña cooperativa con fines sociales o que tus amigos formen parte de un grupo de consumo. A lo mejor la panadera acepta moneda local o tus compañeras de trabajo están construyendo con sus manos una casa con barro y paja. Tal vez los niños de algunos amigos de tus padres estén plantando árboles frutales en su escuela o el restaurante de la esquina utilice cocinas y hornos solares. La transición está en todos lados. Aquí puedes leer más.
El movimiento de transición emergió del sueño o idea de unas pocas personas. El germen que surgió en el año 2004, cuando Rob Hopkins impartía un curso bianual de permacultura en Kinsale, una pequeña población al sur de Cork, Irlanda. Al comienzo de dicho curso, los estudiantes vieron el documental “The end of Suburbia» y poco después recibieron una charla sobre el pico del petróleo.
El impacto fue grande y se decidió que durante el segundo curso se realizaría un estudio de cómo Kinsale podría intencionalmente reducir su dependencia del petróleo en los siguientes años. Dicho plan de acción, un trabajo colaborativo de los estudiantes con el apoyo del ayuntamiento y la comunidad, intentaba dar pistas sobre cómo navegar en estos tiempos una hoja de ruta a seguir para conseguirlo. Así fue como se realizó el primer Plan de Descenso Energético (PADE), un intento de visionar una comunidad frente a los retos del ciclo del petróleo y el cambio climático que se denominó Kinsale 2021. Más adelante y con más gente involucrada, se vio cómo se estaba convirtiendo en un “movimiento de transición”
Se trata de una visión optimista y práctica sobre el futuro. Una manifestación de la idea de que la acción local puede cambiar el mundo; un intento de crear un contexto de apoyo, enriquecedor y saludable, en el que las soluciones prácticas que el mundo necesita puedan florecer.
Puedes haber oido hablar de él como “pueblos” o “ciudades de transición” o puedes haberte topado con algún grupo de transiciones o similares en donde vives. Pero lo importante no es el nombre, da igual cómo lo llames. Lo que de verdad importa es que este experimento, lanzado por personas que comparten una pasión, está revolucionando rápido y llegando lejos, surgiendo en los lugares más inesperados, en miles de comunidades alrededor del mundo.
El propósito del movimiento de transición es catalizar el cambio en tu comunidad, dar un impulso histórico a tu barrio, pueblo, universidad, escuela, ciudad o calle, convirtiéndolo en un lugar más sano, justo, vibrante, con fuerte sustento local, y reduciendo al mismo tiempo la huella ecológica y la dependencia de los recursos energéticos fósiles.
Podría concebirse como una propuesta intermedia entre las actuaciones que una persona puede hacer como individuo y todas aquellas actuaciones a gran escala que vienen de gobiernos e instituciones. Es algo que solo puede surgir de abajo a arriba, dirigido por la ciudadanía. Es la pieza del rompecabezas que falta.
El movimiento de transición es propositivo y transformador, no se basa en la crítica directa, pero sí nace de una profunda crítica socioambiental. Los proyectos que llevan a cabo las iniciativas de transición promueven el uso de reglas muy distintas a las utilizadas en el mercado y esa es una muestra de su profunda actitud política, no partidista o institucional, sino cultural y sistémica.
En definitiva, el movimiento de transición es un experimento inclusivo, fresco e innovador, que busca una transformación social mediante la reconstrucción de resiliencia comunitaria y la recolocación de la economía. Una propuesta que nos invita a diseñar colectivamente el futuro que nos anima a dejar las diferencias de lado para pasar conjuntamente de la idea a la realización.
Cada iniciativa, así como cada persona que participa en cada uno de los grupos, se focaliza en una u otra cosa, porque la transición es todo un conjunto de posibilidades. Podemos entender y vivir la transición de muchas maneras. Estos son algunos ejemplos:
Los actos que realizamos afectan a nuestros valores y creencias y viceversa. Ambas dimensiones, la externa y la interna, forman un conjunto que no puede separarse. Es común en los movimientos sociales y ecologistas dejar los procesos internos y personales a un lado porque nos distraen del trabajo de verdad. El movimiento de transición tiene un enfoque diferente que integra ambas partes. El proceso de cambio puede ser estresante, agotador, divertido o emocionante. Podemos tener miedo, estar preocupados o tremendamente felices. Las emociones forman parte del juego y por ello se crean espacios y se utilizan diferentes herramientas, para trabajar esta dimensión.
Las iniciativas de transición buscan hacer que el cambio se materialice. Cualquier cambio, por pequeño que sea, empieza a materializarse, cambia la atmósfera del lugar, muestra que es posible, llama a nuevas personas a unirse.
Una de las bellezas del enfoque de transición es que es adaptable, es un modelo de código abierto, tomando formas de las más diversas dependiendo del lugar, contexto y personas que forman el grupo. Se adapta a diferentes culturas, escalas, climatologías y entornos.
Las diferentes crisis y problemas que nos rodean son una gran oportunidad de rediseñar nuestro entorno y nuestra cultura y este enfoque es crucial y necesario para el proceso de cambio.
¿Cómo debería ser la cultura de tu pueblo o región para poder afrontar esta gran transformación? ¿qué tipo de valores deberían predominar? La transformación funciona porque trabaja lo que se llama valores intrínsecos, es decir, aquéllos que trabajan los aspectos de conexión con las personas y el lugar, los que formarán el apoyo mútuo y la creación de una comunidad cohesionada.
Promover una nueva economía para las personas y una cultural de emprendimiento social y ecológico es clave. Las iniciativas necesitan ser viables económicamente, autosustentarse para poder dar apoyo y fomentar el cambio en las comunidades.
Un grupo de transición deber trabajar para cambiar la historia que una comunidad cuenta de sí misma. Crear un nuevo imaginario de posibilidades y contar nuevas historias sobre ese proceso de cambio en nuestro entorno tiene un gran poder y es necesario.
¿Qué iniciativas podrías llevar tú a cabo o que iniciativas ya estás iniciando? Como hemos visto puede ser desde algo simple, como un hábito o la participación de grupos colaborativos.
En el siguiente artículo hablaremos más en detalle de algunas ideas que podemos iniciar y lugares donde la transición se está haciendo cada vez más presente.
Se presenta como nómada, con diez años de experiencia explorando comunidades donde el desarrollo personal, comunitario, ecológico y artístico son los ejes principales. Ha trabajado en países como España, Rumania, Italia y Alemania y actualmente vive y viaja en su furgoneta “Samsara” co-diseñando proyectos regenerativos y residencias artísticas para zonas rurales, organizaciones y ecoaldeas. Todo lo que hace está ligado a su propósito: “conectar a la gente consigo misma, con las demás y con la naturaleza a través de la experiencia de comunidad”.
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