Si hay algo que define a nuestra generación es la sensación constante de estar viviendo entre mundos: uno que se está agotando y otro que todavía no termina de nacer. ¿Te resuena?
Vivimos conectados, saturados de información y conscientes de los desafíos globales, pero también llenos de ganas de hacer algo diferente. Queremos construir una vida que tenga sentido, sentir que nuestras decisiones importan. Y aquí surge la pregunta que muchos jóvenes se hacen hoy:
¿Cómo imagino un futuro que sea nuestro, que nos inspire y que no esté definido por un sistema que ya se siente viejo?
La teoría de los Tres Horizontes de Bill Sharpe puede darte una pista. Aunque se creó para hablar de sistemas y transiciones sociales, es sorprendentemente útil para algo mucho más personal: imaginar tu propio camino. Y, curiosamente, una de las herramientas más potentes para activar esa imaginación es viajar.
Pero no viajar como siempre. No viajar para «escapar», sino viajar para imaginar, para experimentar futuros posibles y descubrir «microutopías» reales donde ya se están probando formas nuevas de vivir.
En este artículo te propongo usar tus viajes como un laboratorio para diseñar tu futuro.
Quizá te pase también: a veces da la sensación de que el mundo cambia tan rápido que no da tiempo a procesarlo. Crisis climática, carreras profesionales líquidas, ciudades saturadas, tecnología que se actualiza más rápido que nuestras decisiones… Y, encima, te dicen que tienes que «elegir qué quieres hacer con tu vida».
No es raro que muchos jóvenes hoy vivan con estas preguntas en la cabeza:
La verdad es que imaginar futuros no es fácil. No porque nos falte creatividad, sino porque nos cuesta mirar más allá de lo que conocemos. Ahí es donde viajar con intención puede convertirse en una herramienta brutal.
Bill Sharpe propuso un modelo muy simple pero poderoso. Habla de tres horizontes que conviven al mismo tiempo, representados por tres roles: el gerente, el emprendedor y el visionario.
Adaptando este modelo a tu vida personal, podemos explicarlo así:

Horizonte 1: Lo que existe ahora (el presente que se agota)
Son tus rutinas actuales, tus opciones más obvias y la vida tal como la conoces. Es cómodo, pero también limitado. Representa lo que funciona hoy, pero que quizá no te servirá mañana.
Horizonte 2: Las innovaciones emergentes (lo nuevo que está naciendo)
Aquí empieza el movimiento. Son ideas, proyectos, estilos de vida y trabajos que aún son «raros», experimentales o alternativos, pero que te hacen pensar: «Esto podría encajar más conmigo». Es el territorio de las transiciones, de las preguntas y de los descubrimientos.
Horizonte 3: La visión de un futuro deseado (tu posible destino)
Este es el horizonte más inspirador. No existe todavía ni es un plan perfecto. Es tu visión: cómo te gustaría vivir, aprender, trabajar, relacionarte y moverte por el mundo.
Viajar puede ayudarte a conectar con estos Horizontes:
La mayoría de los viajes están diseñados desde el Horizonte 1: descansar, desconectar, ver cosas nuevas, hacer fotos. Pero si cambias tu intención, el viaje se transforma completamente. Un viaje imaginativo es aquel diseñado para ayudarte a observar, cuestionar, inspirarte y descubrir posibilidades que aún no existen en tu vida.

En este caso, The Lemon Tree Education tiene opciones increíbles para ello. Aquí tienes tres claves para viajar de esta manera:
En vez de ciudades superturísticas, busca lugares donde se esté experimentando con nuevas formas de vivir. Por ejemplo:
Es lo que yo llamo microutopías: lugares reales donde ya se está probando un posible futuro.
2. Conecta con personas que imaginan diferente
Lo que más transforma no es el lugar, sino la gente. Busca personas que:
Una sola conversación con alguien así puede mover tu Horizonte 2 entero.
3. Haz prácticas que activen tu imaginación
Durante el viaje, prueba pequeñas dinámicas para que tu mente deje de repetirse y empiece a imaginar:
Empiezas a observar el mundo de otra manera. Ya no miras solo paisajes; miras patrones, relaciones, ideas y posibilidades.
Tu creatividad se expande. Viajar te saca de tu algoritmo mental y te da nuevos estímulos. Te conecta con ideas que no hubieras imaginado desde casa.

Aprendes a moverte con la incertidumbre. Comprendes que el cambio no es algo a evitar, sino algo que se puede navegar, y que tú puedes diseñar tu manera de transitarlo.
Se activa tu Horizonte 3 personal. Tu futuro deja de ser una pregunta estresante y se convierte en una pregunta creativa.
Imagina que decides estudiar en Francia en uno de los programas de The Lemon Tree Education.
No es un plan cerrado. Es tu visión emergente. Y a veces, esa visión lo cambia todo.
La teoría de los Tres Horizontes nos recuerda algo valioso: todos llevamos dentro un Horizonte 3 personal, ese lugar donde se mezclan nuestras ganas, nuestras ideas y nuestras visiones de cómo queremos vivir.
Pasos simples para empezar:
Viajar no es solo moverse por el mapa. Es moverse entre horizontes: del presente que ya conocemos al futuro que podemos imaginar. Así que la próxima vez que viajes, pregúntate: ¿Qué horizonte quiero mover hoy?
Se presenta como nómada, con diez años de experiencia explorando comunidades donde el desarrollo personal, comunitario, ecológico y artístico son los ejes principales. Ha trabajado en países como España, Rumania, Italia y Alemania y actualmente vive y viaja en su furgoneta “Samsara” co-diseñando proyectos regenerativos y residencias artísticas para zonas rurales, organizaciones y ecoaldeas. Todo lo que hace está ligado a su propósito: “conectar a la gente consigo misma, con las demás y con la naturaleza a través de la experiencia de comunidad”.